Valor del presente

¿Qué es el valor presente?

Uno de los aprendizajes más complejos, aunque no lo percibamos así en primera instancia, es el de vivir el presente sin dejarnos influenciar, condicionar, o vernos afectados por el pasado y el futuro.    

El valor presente es la capacidad de ser conscientes de las acciones, sucesos, emociones, pensamientos, estímulos, sensaciones y necesidades que se nos presentan y que experimentamos en el momento “aquí y ahora”. 

Este consiste en ser capaz de percibir, prestar atención y ser consciente del aquí y el ahora con la información que detectamos u observamos en el momento, sin la necesidad de juzgar o interpretar si esta es positiva o negativa, correcta o incorrecta.   

Nuestra mente y nuestro cuerpo tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de información, percibir estímulos y sensaciones, generar pensamientos/razonamientos y realizar acciones simples, todo al mismo tiempo, o en un espacio temporal muy reducido. Esta capacidad parece muy beneficiosa, pero tiene su parte negativa, ya que el hecho de tener tanta polivalencia nos impide apreciar, valorar y prestar la atención necesaria que requiere cada una de las facetas que experimentamos en nuestro momento presente. 

Aprendizaje en el presente

Afrontamiento de la adversidad  

Aceptación de los problemas y mi realidad 

Orden de prioridades 

Aprendizaje en el error 

Mis preocupaciones o inquietudes 

Consciencia del valor real

Hace falta saber vivir en circunstancias adversas , para darse cuenta y valorar el bienestar y la tranquilidad.
Hay que aprender a aceptar los problemas, darse cuenta de lo que está en nuestra mano hacer en este preciso momento, y si no 
podemos hacer nada más por remediarlo apuntarlo, para hacerlo en otro momento y vivir el momento si la preocupación. Necesitamos enseñar a nuestra mente a aparcar las preocupaciones hasta cuando podamos remediarlas si es que podemos. En el caso de no poder hacer nada, aprender a aceptarlas y luchar por objetivos nuevos que nos ayuden a llenar el vacío que nos dejan las malas pasadas o el sufrimiento que no podemos remediar.